Léeme mañana

¡Léeme mañana! Es de las mejores frases que le he escuchado a uno de mis gurús en periodismo, Raúl Llanos Samaniego. Que el diputado no me quiso dar una entrevista... léeme mañana. Que me estás ocultando información... Léeme mañana. También en la chacota la usamos para hacer notar que el otro se está portando mal con alguien que tiene el efímero poder de publicar información en medios de comunicación masiva.
Este martes fui al Congreso de España a a hacer relaciones públicas, a presenciar una comparecencia en materia de justicia y a repasar los cables en la sala de prensa. También quise ir con la gente de prensa del Grupo Socialista para establecer contacto, presencial, ya sabes... Soy Nadia Sanders, periodista, trabajo en la revista semanal Tiempo, soy de México... Después de pedir instrucciones de cómo llegar, de dónde estaban los prensa del GS, de cruzar la calle a la de ¡Viva México!, llegué al edifico anexo y en la entrada el portero, como todo profesional de la seguridad nacional española, me interrogó sobre mi destino. Hizo una llamada y me indicó con su dedo el elevador: piso 3.
Más tardé en pulsar el botón del elevador cuando me dice en tono enérgico: "¡Venga usted para acá! ¿Tiene cita?". "Pues no, no tengo cita". Me mira visiblemente enojado, como si hubiera sido engañado, con el ceño fruncido y me da la bocina del teléfono de su cubil. Su camisa blanca era de manga corta y podía ver lo transparente de su piel y lo magro de su brazos. El hombre debía pesar menos que yo. Apenas debía pasar los 55 kilos. Me da la bocina y una voz masculina me interroga que qué quiero, que de dónde soy, que qué hago ahí, que quién me dijo que podía subir a verlos... "Momento, aquí las preguntas las hago yo", pensé. El tema es que respondí puras obviedades: soy Nadia Sanders, de Tiempo.... "Pues estamos muy ocupados. Hay una comparecencia y sólo habemos tres personas" Hata ahí yo no vi impedimento para estrechar la mano de un periodista. "¡Que estamos trabajando!" repitió la voz ya en tono más alto. "¡Vaya! ¿Y qué creen que estoy haciendo yo? Un jefe de prensa jamás ofrece citas a sus reporteros, los recibe y punto. Devuelvo la bocina al chihuahua officer y le encajo la mi mirada más de mil veces ejecutada de: ¡Léeme mañana! En mi blog... por supuesto.

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